lunes, 29 de marzo de 2010

LA CIUDAD VIVIDA COMO MOVILIDAD ASIMÉTRICA

Rosa M. López Aguilar
Depto. de Psicología Aplicada – CUCS - U. de G.

Para abarcar la ciudad analíticamente, se ha propuesto por parte de Soja (2002), una trialéctica del espacio. Esta propuesta se inicia con el primer espacio que corresponde al espacio percibido del urbanismo como modo de vida; un segundo espacio que se refiere al espacio concebido desde una perspectiva más psicológica, referida al imaginario y la representación simbólica, a nuestros mapas mentales sobre la ciudad. El tercer espacio incluye a los dos anteriores se refiere al espacio vivido, que es simultáneamente real e imaginado. Esta perspectiva reconoce la interconexión de los tres espacios: percibido, concebido y vivido y advierte que la complejidad urbana puede ser mejor apreciada a través de sus dimensiones sociales, históricas y espaciales. La complejidad del espacio urbano supone en consecuencia, que se pueden hacer una variedad indefinida de interpretaciones y análisis de casos que nos faciliten repensar la ciudad en términos colectivos para que la planeación repercuta en una calidad de vida cada vez más autogestionada a partir de mecanismos de decisión participativa. Esto, porque en todas las sociedades se les imponen a las personas los itinerarios en los que experimentan el sentido de la relación con los demás, como advierte Auge (1998) al hablar de los viajes urbanos.